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Monumento público sobre Hospitalidad Jacobea en Foncebadón

Intervención artística monumental de 50m2 en la ruina de la espadaña de Foncebadón.

Monumento escultórico comisionado por Acción Cultural Española y encargado a Irene García-Inés dentro del programa “Xacobeo. Una ruta por los territorios de nuestro imaginario”, que tiene como objetivo poner en valor el patrimonio cultural inmaterial del Camino de Santiago a través de acciones artísticas.

 

En este caso se propone una intervención escultórica con la que completar la mitad de la vieja espadaña en ruinas que formaba parte de la Iglesia románica del primer monasterio dedicado a acoger peregrinos, situado en Foncebadón, León, legendario puerto de montaña del Camino de Santiago francés.

 

A raíz del trabajo con la comunidad, Irene García-Inés hace una propuesta inspirada principalmente en Las tesseras de Hospitalidad o tesseras Hospitalitatis: 2 piezas de material diverso que encajaban perfectamente entre sí como un puzzle y que se utilizaban tradicionalmente en la península ibérica para formalizar el pacto de hospitalidad entre 2 clanes o individuos. La persona que daba acogida se quedaba una de ellas mientras que la persona que era acogida se quedaba la otra, firmando una especie de contrato que tenía la categoría de sello eterno: el deber sagrado de recibir, vestir, alimentar y proteger a un extraño. Esto es literalmente lo que significa etimológicamente la palabra hospitalidad en latín (Hospitium), que a su vez viene del griego (Fi-lo-xe-nía): Amor a los extraños.

 

Se dice que estos pactos eran incluso más importantes que los lazos de sangre y que la persona que daba acogida tenía hasta la obligación moral de defender al acogido ante la justicia si era necesario. Los romeros jacobeos asumieron de por sí este derecho sagrado sólo por tener ese estatus de "peregrino" y esto les permitió recibir siempre la ayuda necesaria en los pueblos y aldeas de la península, que a su vez establecían incluso turnos comunales de acogida a los viajeros, para llegar a Santiago.

 

Las tesseras tenían formas simbólicas e inscripciones grabadas en sus caras. En la intervención artística de Foncebadón se ha querido hacer alusión a este objeto interpretando la mitad de la espadaña que queda en pie como media tessera hospitalitatis, con su forma tan representativa de lo que fue la acogida tradicional en el Camino, ya que son los restos del primer monasterio medieval dedicado a atender peregrinos. 

 

Dado que el proyecto encargado consiste en reconstruir la mitad que falta con una intervención artística, esa parte nueva se propone como la mitad contemporánea que completa la tessera, y su inscripción, la que ha quedado grabada para la Historia en el significado etimológico de la palabra hospitalidad, la cual aparece en griego por la cara

este y en latín por la oeste, formalizando un pacto con el propio Camino, al recordar lo que significa verdaderamente este concepto de acogida y que no puede ser alterado por ciertos intereses: un gesto de elevación cultural y

humana que siempre se ha tenido a gala en la tradición rural popular y por tanto en el mundo jacobeo que lo atravesaba. La espadaña se convierte así en una tessera gigante que sella el pasado y presente perpetuando y visibilizando a gran escala el significado profundo de la Hospitalidad, como si pusiéramos una lupa en un diccionario de 8 metros de altura, y de ahí la tipografía de su inscripción.

 

Las letras ocupan un total de 50 m2 y están realizadas en cerámica refractaria cocida a alta temperatura (1260º) para resistir las duras inclemencias meteorológicas del enclave y recuperando un material local y natural maragato, que ya aprovechó Gaudí en el palacio episcopal de Astorga. El trabajo se realiza de forma continuada durante 1 año, entre Noviembre 2021 y Noviembre 2022.

 

Completa la intervención una "patrona de la hospitalidad" alojada en una hornacina del lateral sur de la nueva espadaña, inspirada en elementos alegóricos de la única habitante del pueblo durante años, la señora María, que dio acogida a cuantos peregrinos pasaron por el abrupto puerto y se convirtió en un referente de la defensa del rural y del patrimonio material e inmaterial al conseguir que no se llevaran al museo de Astorga las campanas del pueblo

(María argumentaba que eran su medio de comunicación con el exterior). 

 

Al nacer de la figura de una campana, introducimos este elemento propio de una espadaña en una ubicación distinta a la habitual pero dentro de la propia edificación, poetizándolo más aún si cabe, y se crea una conexión con la

espadaña actual del pueblo, la cual se puede contemplar perfectamente desde nuestra ruina, volviendo a conectar pasado y presente. El peregrino se la encuentra por sorpresa y de forma intimista al acercarse al monumento y

rodearlo, pudiendo tener un momento de silencio y contemplación sobre la trascendencia que la acogida tradicional jacobea está teniendo en su propia vida y la de sus compañeros de Camino.

 

La figura va acompañada de un texto alusivo a la Hospitalidad Jacobea y un código qr que vincula a una plataforma digital donde se puede tanto escuchar entrevistas sobre personas que la mantienen viva hoy día en los

diferentes Caminos a Santiago, como apoyar propuestas de su patrimonialización. De esta forma, dichos procesos burocráticos, que necesitan del apoyo popular más amplio posible en algunas de sus fases, pueden ser

soportados y compartidos in situ por estos peregrinos y peregrinas que sin duda se animarán a votar favorablemente alentados por el calor del agradecimiento a la acogida que están viviendo en su propio presente.

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