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Arte plástico sobre los paisanajes del Camino

Se trata de la representación artística figurativa de algunos habitantes de los pueblos y aldeas de las rutas a Santiago, que encarnan en sí mismos los valores de la cultura rural y componen el fundamental paisanaje del Camino, para revalorizar su papel y potenciar el aprecio y la interacción desde el mundo peregrino.

 

A través de distintas esculturas, pinturas y dibujos, Irene García-Inés reflexiona sobre los atributos y axiomas de la idisioncrasia popular ibérica, haciendo hincapié en sus singularidades, para reconstruir y salvaguardar simbólicamente el vasto ecosistema sociocultural que tanta riqueza aporta a nuestro acervo y al del propio Camino.

 

Sin este paisanaje, el paisaje jacobeo no sólo se vería desprovisto de los artífices y representantes de la herencia inmaterial, si no que son estos mismos paisanos y paisanas quienes además custodian y mantienen el patrimonio material, de una extensión y variedad tan inmensa que las instituciones reconocen no alcanzar a proteger más que una pequeña parte. Dentro de la reflexión, por tanto, se plantea qué ocurrirá con todo ello si los pueblos acaban de despoblarse definitivamente, como augura la tendencia.

 

Los trabajos se realizan mayoritariamente en directo y en el espacio público, para resaltar aún más la relevancia de los vecinos y vecinas como parte de la visión y cosmovisión de los lugares. Posteriormente, forman parte de exposiciones artísticas itinerantes que se van celebrando en salas de referencia a nivel nacional e internacional, a menudo localizados en los propios caminos a Santiago. La primera de ellas tiene lugar en el Castillo de Larrés en Junio de 2024.

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