MANIFIESTO
Irene García-Inés. Madrid, 1984
1. El arte privado no debe requerir más manifiesto que el derecho moral de los que se expresan artísticamente
a hacerlo con la mayor libertad posible, tanto de medios, estilo, formas, lenguajes, conceptos, como de conciencia y de conexión de esa conciencia con la conciencia universal.
2. Las escuelas y demás instituciones educativas y artísticas españolas sólo pueden velar por ese derecho si tienen una naturaleza política autónoma, que les permita promover el empoderamiento del libre desarrollo de la creatividad, imaginación, sensibilidad y ejecución de obras producidas por cualquier persona.
3. El arte y la cultura son una de las manifestaciones más íntimas, emocionales y trascendentes de una comunidad, y por tanto establecen vínculos muy fuertes entre sus miembros, al permitir el enaltecimiento y la sublimación de una manera común de entender la supervivencia: festejar, relacionarse, reconocerse, etc.
4. El arte público por tanto sí requiere de un manifiesto urgente que lo saque del utilitario papel actual ideológico, mercantilista, individualista y elitista al servicio de unos pocos para dar servicio a la comunidad.
5. El arte público español se ha configurado como un bien privado en el que la comunidad no interviene como creadora, y sólo se la tiene en cuenta como receptora cuando se busca transmitirle ideología; el arte público español está sirviendo actualmente para fines propagandísticos, para la generación de deuda y redes de clientelismo, la atracción de turismo masivo, la recalificación de suelos, la transformación de espacios en campos de negocios, la decoración banal o la reparación de errores urbanísticos, entre otras cosas.
6. El espacio público español parece haber perdido el significado visual o perceptivo colectivo en pro de proyectos privados financiados con dinero público que han monopolizado el paisaje común.
7. Las comunidades sociales a cualquier nivel territorial del Estado-Nación español soportan económica y espiritualmente el arte público aunque no sean conscientes de ello.
8. Urge reconstruir un orden cultural de significación colectiva: visual, sonoro, del gusto, tacto, olfato... que permita una lectura y experiencia perceptiva completa y ayude a re-estetizar y re-sensualizar la vida común.
9. Esa nueva estética sólo puede ser el resultado de un proyecto integral, que abarque desde lo ecológico, urbanístico y social, hasta lo político y filosófico. Se tenderá entonces a recuperar la ciudad y pueblo mediterráneos, energéticamente eficientes y matéricamente atractivos, al contar con elementos del lugar, procesos artesanales, producciones artísticas propias, y lugares para el encuentro.
10. El Estado-Nación español es una estructura diseñada y constituida por la élite del momento, al servicio de intereses supranacionales, sin capacidad para inspirar un arte coherente ni genuinamente comunitario.
11. Sólo las comunidades pueden reasociarse en torno a lazos naturales, ahondar en su esencia y manifestar su sentir como sociedad, para rediseñar expresiones culturales con las que se sientan verdaderamente identificadas, que permitan el regocijo social y ayuden a recuperar la convivencia intergeneracional.
12. Los artistas volverán a ponerse al servicio de las comunidades y centrarán su mirada en las personas, los intereses comunes y la acción colaborativa, retirándola del culto al ego personal.
13. De la misma forma que la originalidad en la obra del artista suele ser proporcional a su profundización en el origen, que es uno mismo, también las comunidades encontrarán expresiones mayormente originales en la medida en que profundicen en sí mismas y sus raíces.
14. Artistas y comunidades trabajarán juntos volviendo su mirada hacia el pasado para rescatar los elementos válidos a la hora de interpretar de forma más inteligente el presente y el futuro, superando el negacionismo actual hacia la memoria colectiva y recuperándola para beber de las fuentes culturales de sus predecesores.
15. Lo “popular” y “lo rural” tendrán pues un peso específico como inspiración de lo comunitario, dada nuestra
idiosincrasia cultural basada en lo comunal y el concejo abierto. Se reconsiderará que “No es casualidad todo el arte español ligado con nuestra tierra” (García Lorca, 1933), como no lo son las expresiones idiomáticas del castellano, o sus cerca de cien mil refranes, ni que el término “cultura” venga de “cultivo”.
16. Las comunidades pondrán en común los elementos con los que se sientan identificados colectivamente para revisarlos, cuestionarlos, cribarlos y hacerlos evolucionar hasta una expresión válida a día de hoy.
17. Tanto el espacio de acceso público como los medios públicos (televisión, vallas publicitarias...) dejarán de ser
un elemento de polución visual de fines ideológicos/lucrativos para tener una función pedagógica y artística sirviendo de escenario a las nuevas representaciones culturales elaboradas por artistas y comunidades.
18. La comunidad, organizada de forma asamblearia, sólo podrá hacer esto efectivo al 100% cuando haya
recuperado su libertad de conciencia, y por tanto la gestión política del sustento, del espacio, y destino comunitarios, delegado actualmente al Estado-Nación. Esta re-estetización no sólo influirá positivamente en el ánimo general y acabará con la inhumanidad de lugares de acceso público estéticamente depresivos como son suburbios, hospitales, etc. sino que la experiencia del arte volverá a residir en cada objeto y espacio, disminuyendo la necesidad de asistir a lugares especiales y/o comerciales para mantener una relación con él.